jueves, 16 de enero de 2014

De matadero a biblioteca

 
 
Bogotá no se ha distinguido precisamente, al menos no en las seis décadas anteriores, por su conservación del patrimonio arquitectónico. Algo debe tener que ver la constante batalla por recordar la historia de la ciudad, para convertirla en parte fundamental del presente, con la pasmosa facilidad con la que han sido derribadas o echadas a perder ciertas obras que marcaron las vidas de los bogotanos en tiempos pasados.
Por ello sorprende y da razones para la esperanza la bellísima iniciativa de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas de no tumbar el antiguo matadero distrital, sino de restaurarlo, adecuarlo y convertirlo en una biblioteca con vocación de centro cultural. El simbolismo de la reconstrucción –eso de pasar de lugar de muerte a lugar de cultura– es más que suficiente.
 
El matadero fue inaugurado en una época, 1929, en la que el occidente de la ciudad empezaba a dar señales de modernidad. Pronto, sus 1.700 metros cuadrados resultaron insuficientes, pues, al tiempo que crecía la turbulenta Bogotá del siglo XX, aumentaba el sacrificio de ganado. Y fue necesario ampliarlo. Con el paso de las décadas, sin embargo, la obra sufrió el mismo olvido que sufrieron tantas otras: luego de ser cerrada, en 1978, “por problemas de salubridad pública”, la volvieron monumento a la desidia, bodega, refugio. La brillante restauración, diseñada por los arquitectos Catalina Cárdenas, Natalia López y Rodolfo Ulloa, la ha convertido en un luminoso espacio de 7.000 metros cuadrados (y se habla de una ambiciosa segunda fase que la ampliará hasta 75.000) en el que hay auditorios, salas de exposiciones, espacios abiertos para presentaciones y salones para la investigación.
 
Todo asombra de la edificación recobrada: el respeto por la esplendorosa construcción original, la conservación de la chimenea de ladrillo, las escaleras amplias que tienden a convertirse en graderías para encuentros académicos. Pero quizás sea la biblioteca misma, que hoy ocupa el espacio del antiguo salón de sacrificio, lo que más impresiona. Su iluminación, su colorido, su acústica, su ventilación natural, acorde con las preocupaciones de hoy, llevan a la idea de una sociedad vital e ingeniosa que en medio de las dificultades está dispuesta a darle sentido a su pasado.

Fuente: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13232262

Un diccionario para la lectura y escritura que nace de la revolución digital

Diccionario Digital de Nuevas Formas de Lectura y Escritura
Este es un diccionario en que se puede encontrar una definición de conceptos como “Lectura oral”, “Bookcrossing” (dejar libros en lugares públicos para el disfrute de otras personas), “Literatura líquida” (la que puede experimentar todo tipo de cambios a lo largo de su vida editorial), “Escritolector”, o “Brecha digital”.


Fuente y artículo completo en: http://cultura.elpais.com/cultura/2013/09/30/actualidad/1380547262_477447.html

La biblioteca pública de San Javier recibe el Premio a la Lectura


 
El galardón, otorgado por la Secretaría de Estado de Cultura, valora la campaña llevada a cabo para fomentar el hábito lector
 
Las biblioteca pública de San Javier recibió este viernes los Premios de la XV campaña de animación a la lectura 'María Moliner', junto a los municipios de Iurreta (Vizcaya) y Mota del Cuervo (Cuenca), que entrega la Secretaría de Estado de Cultura.
 
Esta convocatoria recibió 645 proyectos, un diez por ciento más que en la anterior, procedentes de bibliotecas públicas de cincuenta provincias repartidas por todo el territorio nacional, que representan al 62 por ciento del total de estos organismos y que atienden a casi seis millones de personas.
 
Asimismo la concejal de Cultura, María Inmaculada García, elogió las actividades «siempre dinámicas y atractivas» de la biblioteca municipal, premiada por su proyecto intergeneracional 'Contigo somos más biblioteca pública', que incluye distintas actividades entre las que destaca un programa de radio.
 
Todas ellas recibieron un lote de 180 libros y un premio de doce mil euros, patrocinado por la Fundación Coca-Cola. El secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, resaltó la importancia de esta campaña, con la que «se busca implantar el hábito lector entre los ciudadanos e involucrarlos para reforzar una conciencia social favorable a la lectura».
 

viernes, 10 de enero de 2014

La gran biblioteca pública de Bogotá

El Luis Ángel Arango es uno de los centros de lectura más visitados de Latinoamérica

El exterior del centro. / Biblioteca Luis Ángel Arango
La Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá (Calle 11 # 4 - 14, La Candelaria; +57 13431224) cumplió el pasado mes de febrero 55 años y lo hizo en su momento de máximo esplendor. Porque el centro, situado en el popular distrito de La Candelaria, es uno de los más más grandes de toda Latinoamérica y se ha convertido en una de las bibliotecas públicas más visitadas del continente. Un referente en todo el mundo.
Lo que empezó como una pequeña sala de lectura en el Banco de la República, especializada en economía, finanzas, hacienda pública, política e historia, recibe hoy alrededor de 5.000 personas al día. Los visitantes se mueven por los 44.000 metros cuadrados que componen el centro que presume de tener el récord mundial en número de consultas al año. La Luis Ángel Arango ofrece un novedoso sistema virtual de consultas, una red de bibliotecas por todo el país, 13 salas especializadas y un catálogo de dos millones de títulos.
Aquí no hay quien se aburra: hay salas de ensayo para músicos, algunas de ellas hasta con piano de cola incluido, otras donde se proyectan audiovisuales, cabinas para investigadores, acceso gratuito a Internet, sala de manuscritos y libros raros, espacios dedicados a la literatura infantil y juvenill, de ciencia y tecnología, de economía, de ciencias jurídicas, de idiomas y lugares para el préstamo de libros y material audiovisual. Además el centro posee un moderno auditorio en forma de caracol con un sistema acústico único.
La biblioteca ofrece un sinfín de posibilidades para perderse en su interior durante todo un día sin aburrirse un minuto. Un plan perfecto empezaría en la sala de proyecciones de la Sección de Música, en la que se puede ver una de las 300 óperas disponibles o escuchar una pieza de vallenato clásico. De ahí pasaríamos a la Sala de Lectura, donde llama la atención su increíble bóveda, y después a la Hemeroteca Luis López de Mesa. La Sala de Audiovisuales permite disfrutar de una buena película y la Mapoteca ofrece una curiosa forma de viajar por todo el mundo.
La sala de colecciones básicas. / Biblioteca Luis Ángel Arango
Antes de volver a casa se puede hacer una parada en la Sala de Préstamos si queremos llevarnos alguno de los múltipes ejemplares con los que cuenta el centro: ser afiliado de la Biblioteca Luis Angel Arango cuesta entre 30.000 y 100.000 pesos anuales (11,67 y 38,92 euros). El precio varía en función de los servicios a los que puede tener acceso cada socio.